jueves, 26 de abril de 2012

Reflexión: El Terremoto


En 1989, un terremoto de 8.2 grados 
por poco acaba con toda Armenia,
 pues mató a más de 30 mil personas en menos de cuatro minutos.

En medio de esa devastación y caos totales, un padre desesperado dejó a su esposa segura en casa y se precipitó a la escuela donde debía estar su hijo, sólo para descubrir que el edificio estaba completamente destruido.
Después del impacto traumático inicial, recordó la promesa que le había hecho a su hijo:
"PASE LO QUE PASE SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO".

Y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.

Mientras miraba la pila de escombros que alguna vez había sido la escuela, parecía no haber esperanza, pero no dejó de pensar en el compromiso con su hijo.
Comenzó a concentrarse en el lugar de la escuela al que caminaba su hijo a clases cada mañana.
Recordó que el salón de su hijo estaría en la esquina derecha del fondo del edificio, se precipitó hacia allá y comenzó a excavar entre los escombros.

Mientras excavaba, otros padres desesperados llegaron con la mano sobre el corazón y diciendo:
“¡Mi hijo!”, “¡Mi hija!”.

Otros padres bien intencionados trataron de apartarlo de lo que quedaba de la escuela y le decían:
"¡Es demasiado tarde!", "¡Están muertos!”,"¡No puedes ayudar!", "¡Vete a casa!", "¡Vamos, afronta la realidad, no hay nada que puedas hacer!", "¡Así sólo vas a empeorar las cosas!"

A cada uno de los padres le respondía con una frase: "¿AHORA ME VAS A AYUDAR?".

Y procedía a excavar en busca de su hijo, piedra por piedra.
El jefe del cuerpo de bomberos, la policía, todos trataron de persuadirlo para que dejara todo, dándole un sinfín de explicaciones, pero este padre amoroso y protector sólo los escuchaba y les contestaba: "¿AHORA ME VAS A AYUDAR?".

Nadie ayudó.
Valientemente siguió trabajando el solo, porque necesitaba saber por si mismo si su hijo estaba vivo o muerto.
Excavo durante 8 horas... 12 horas... 24 horas... 36 horas...
Y casi a las 38 horas de hacerlo, extrajo una loza y escuchó la voz de su hijo.

Con el corazón a punto de estallarle gritó su nombre: "¡ARMANDO!".
Y escuchó una voz de vuelta: “¡¿PAPA?!”

“¡Soy yo Papá! Les dije a los otros niños que no se preocuparan, les dije que si tu estabas vivo me salvarías y que cuando tú me salvaras, ellos estarían salvados. Tu me lo prometiste: “Pase lo que pase, siempre estaré contigo”. ¡Lo hiciste Papá!”.

“¿Qué esta pasando allá adentro? ¿Cómo está?” Preguntó el padre.
“Quedamos 14 niños de 33, Papá. Tenemos miedo, hombre y sed”.
Cuando se cayó el edificio se hizo una cuña como un triángulo y nos salvó".
"¡Sal hijo!", gritó el papá.
“¡No Papá!”, respondió Armando. “Deja que los otros niños salgan primero, porque yo sé que tú me sacarás. ¡Pase lo que pase, sé que estarás conmigo!”

Recuerda siempre que ante cualquier situación tú y yo tenemos un Padre que:
PASE LO QUE PASE SIEMPRE ESTARÁ CON NOSOTROS.

1 Pedro 5:7 Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque Él tiene cuidado de vosotros.
Salmos 46:1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Isaías 43:2 No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

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